Archivo mensual: enero 2013

‘Summertime’ (Norberto Ramos del Val, 2012)

Gamberrismo cinematográfico

Como bien indica una de las actrices en el making of del DVD, ésta es una película que no se parece a nada, ni siquiera a una película. Para lo bueno y para lo malo, añadiría uno, puesto que nos encontramos ante un film cuyo principal objetivo es ir dinamitando los cimientos básicos de toda narración cinematográfica a través de una desarrollada autoconsciencia fílmica. Pero antes pongámonos en antecedentes: Summertime se inicia como un film de terror de serie B en el que dos jóvenes, Vicky y Sonia, “arropadas” por unos escuálidos bikinis, tratan de desvelar el misterio que envuelve a una casa en la que murieron sus inquilinos de manera un tanto grotesca. Pero todo ello no es más que un pretexto para ir desgajando los mecanismos cinematográficos de la ficción, puesto que poco a poco las actrices de esta película se van dando cuenta de que, evidentemente, están actuando en ¡horror! un film de serie B.

El punto fuerte de esta película es, sin duda, su desmedido humor ácido (he ahí el fragmento en el que aparece Ion Arretxe como místico director del film) y su descarada consciencia de (sub)producto cinematográfico: la capacidad para poner en evidencia la mediocridad del cine patrio sólo se puede equiparar con su inventiva a la hora de transgredir los niveles narrativos. En este sentido, es evidente su filiación con la espléndida película de Spike Jonze Adaptation (El ladrón de orquídeas) (Adaptation, 2002), pero, no nos engañemos, allí donde el laberíntico film americano se erigía como una exquisita reflexión entre el arte y la vida, la ficción y la realidad, el de Ramos del Val se convierte en una sátira, en una cruda y descarnada autoparodia, en su vertiente más esperpéntica. Habitar los distintos niveles narrativos (el film de terror propiamente dicho, las actrices siendo conscientes de que están dentro de una “horror movie”, etc.) sirve al propósito de desajustar la mirada del espectador y obligarlo a participar de la consciencia crítica que insufla vida a este producto.

Y, ¿qué mejor manera de descomponer la visión del espectador que haciéndole observar el tedio? El director lo ubica en el centro de su obra como motor creativo: lo más interesante de este film, sin duda, es cómo convierte el estatismo en movimiento, su capacidad de trocar el hastío en el eje compositivo, haciendo avanzar la película a través de fragmentos vacuos. Ya sea por repetición o por pura inactividad, el aburrimiento asoma en casi cada plano de la obra, en cada mirada de sus protagonistas, lo que obliga a desgarrar su tejido, a dejar en cueros (o mejor dicho, en bikini) el celuloide, destapando las carencias de la obra. Por ello hay que remarcar la honestidad desde la que parte esta película: sabedora de sus muy limitados recursos, nunca juega a tratar de maquillar sus carencias (que las tiene, claro está) sino que las expone sin prejuicios ante la mirada de sus espectadores, quienes deberán asumir, también sin pudor, que las limitaciones también pueden ser motores creativos (hasta dan lugar a un videoclip, imagínense).

Quizás hubiera estado bien que esta gran broma hubiera encontrado una mayor resonancia en su edición en DVD que, únicamente, viene acompañada de un making of (que, para variar en este film, no es tal) y un videoclip de Pantones (“Tu mayor fan”). Pero, en cualquier caso, no hay que lamentar lo ausente, sino festejar lo presente, que no es otra cosa que un film que sabe jugar su baza de producto underground con el fin de despertar sonrisas agridulces en los rostros de sus espectadores. No hace falta decir que esta no es una película para tomarse en serio: se trata de un producto delirante, una gamberrada creada desde la periferia del cinematógrafo, pero que se dirige hasta el centro de la producción, dejando por el camino un reguero de sangre y descuartizamiento. Y es que esta película puede dar miedo, mucho miedo.

Summertime está disponible en la tienda de Norberfilms (link).

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‘The Master’ (Paul Thomas Anderson, 2012)

El desierto inundado

The Master se abre con una imagen que permanece latente a lo largo de todo el filme, una imagen que reaparece varias veces y que vuelve a esconderse tras los cuerpos de Freddie Quell (un soberbio Joaquin Phoenix) y Lancaster Dodd (Phillip Seymour Hoffman): la imagen del mar, de sus aguas tranquilas y apacibles atravesadas por la furia maquinal de un barco. Su espuma poco a poco va inundando la imagen, rompiendo la serenidad del océano con una violencia que destruye su melodioso transcurrir. Esta imagen bien pudiera ser el retrato de Quell, un ser azotado por su animalidad, su bestialidad sedienta de líquidos con los que saciar su agonía: bien podría beberse los mares y, aun así, sentir la necesidad de un trago más.

Sería erróneo describir la nueva obra de Paul Thomas Anderson como una crónica sobre el nacimiento de una secta: se trata de un retrato del poder, la locura y el deseo. La película nace de la colisión entre dos cuerpos: el encorvado y demacrado Freddie Quell, quien vuelve al “hogar” tras la Segunda Guerra Mundial, y el orondo y prominente Lancaster Dodd, quien se cree poseedor de un conocimiento revolucionario. Dos seres enfrentados a una sociedad que los rechaza y los tilda de desviados, dos personajes que se necesitan para poder mirarse y reconocerse, dos almas gemelas que fagocitan sus existencias y reclaman el centro de la imagen para sí mismos, para liberarse de la prisión en la que ambos conviven.

La puesta en escena de P.T.A. absorbe esa energía que nace de los delirios de Quell/Dodd y consigue inocular en el espectador una mirada febril y desconcertada, una visión turbadora y sugerente: no habrá respuestas ni descanso, sólo una desasosegante sensación de fundirse en el abismo, de habitar en los márgenes de sus imágenes (en esa pared y esa ventana que Quell toca durante horas y en las que consigue ver y deshacer la totalidad del mundo). Las imágenes que Anderson ha creado consiguen abocarnos hacia una huida constante. En este sentido hay dos escenas en el film que despuntan sobre las demás: dos fugas; la primera, tras huir de una barraca en la que un anciano cae enfermo por la bebida que el protagonista le ha preparado; la segunda, en la que Quell acepta el desafío de Dodd de llegar, con una moto, tan lejos como uno mismo se proponga conduciendo a la máxima velocidad posible. Más allá de que las dos secuencias están rodadas asimétricamente (de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, respectivamente), lo esencial es el sonido: mientras en la primera impera un silencio en el que se ahogan los jadeos de un aterrado Quell, en la segunda el rugido de la moto confirma la bestialidad del protagonista, quien asume su condición de outsider que le llevara a recorrer caminos ignotos, imposibilitándole el poder volver al hogar. Su vida estará en los márgenes [1].

The Master es el relato del vacío y la soledad. El océano con que se abre el film y el desierto que aparece en sus imágenes finales no son más que el reflejo de un mismo laberinto en el que la totalidad es igual que cada una de sus partes: el agua y el polvo, la plenitud y la oquedad, Dodd y Quell. La soledad es una playa en la que la arena consume los deseos de volver a un lugar que nunca nos ha pertenecido: el hogar. El retorno es imposible, puesto que no hay hogar: tanto Freddie Quell como Lancaster Dodd están condenados a vagar como dos palomas que sobrevuelan un desierto inundado.

Notas:

  1. A propósito de esta idea sobre la imposibilidad de regresar al hogar, la compañera Mónica M. Marinero relacionaba hace pocos días la última película de Kathryn Bigelow, La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2012), con The Master, de Paul Thomas Anderson, en un texto titulado precisamente “Nunca volveremos a casa” (leer el texto). 
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‘El alucinante mundo de Norman’ (‘ParaNorman’, Chris Butler y Sam Fell, 2012)

Regreso al futuro

El alucinante mundo de Norman puede verse como otro episodio más en esta apuesta recuperadora de cierto tipo de cine, el de los años 80, en la que se han embarcado últimamente títulos tan dispares como Super 8 (Super 8, J.J. Abrams, 2011) o Rock of Ages. La era del rock (Rock of Ages, Adam Shankman, 2012), apuesta que en este caso estaría centrada en el cine adolescente de los años 80 que se inscribía en el fantástico, tipo Gremlins (Gremlins, Joe Dante, 1984) o Noche de miedo (Fright Night, Tom Holland, 1985). Grave error. Aunque podría considerarse incluso un remake encubierto de Una pandilla alucinante (The Monster Squad, Fred Dekker, 1987), ya que sus argumentos no difieren demasiado y en ambas una pandilla de chavales ha de salvar a la típica small town estadounidense del ataque nocturno de las fuerzas malignas desatadas, no encuentro por ninguna parte esa afectación tan típica de los homenajes, esa condescendencia distante y contradictoria que lastraba (por ejemplo) a Super 8: aunque asumía como propias algunas claves de aquel cine (cf. la compartimentación de roles en los personajes principales), en la aparatosa secuencia del accidente de tren (que ninguna película de los años 80 se habría atrevido a mostrar de esa manera) se evidencian unos recursos visuales que delatan a una película del siglo XXI copiando a una película de los años 80. El alucinante mundo de Norman no es un homenaje al cine adolescente fantástico de los años 80, es cine adolescente fantástico de los años 80. Todo en esta película destila honestidad, sinceridad abrumadora, no es un ejercicio del alumno más listo de la clase que demuestra que se sabe la lección. Al contrario de lo que suele ocurrir en los homenajes, donde hay una cierta actitud (¿automática?) de condescendencia, los responsables de El alucinante mundo de Norman no plantean la película como un juego de referencias –que las hay, y muy jugosas [1]–, sino que adoptan el trazo narrativo simple y lineal típico de los años 80 para esbozar una de esas odas a la marginalidad tan del gusto de Tim Burton. Aunque lo acaba siendo, Chris Butler y Sam Fell no han concebido la película como una fiesta para los fans, y por eso las citas funcionan como chascarrillos ornamentales más que como objetivo finalista per se, que es el principal problema de muchos de estos homenajes: su acentuado carácter referencial acaba fagocitando la misma propuesta y les resta alcance dramático y entidad como obras independientes.

Lo que desde luego no es muy propio de los años 80 es el uso de la técnica stop motion en una propuesta, esta sí, enmarcada de pleno en el siglo XXI: en los 80 apenas se hicieron largometrajes exclusivamente a partir del stop motion, y tan solo artesanos como Jan Svankmajer o los hermanos Stephen y Timothy Quay usaban esta técnica, la mayor parte de las ocasiones en cortometrajes y combinándola con imágenes de acción real [2]. Con la actual “regularización” del género, El alucinante mundo de Norman hace gala de un virtuosismo técnico con el que Selick y Burton apenas podían soñar en 1993. Y aunque a estas alturas ya no sorprende la adopción de figuras propias del cine de acción real “adulto” (como el montaje, los movimientos de cámara o la profundidad de campo) puesto que las películas de animación hace años que las utilizan, sí que llama la atención que, aunque el tono es jocoso en general, no se evitan los aspectos más tenebrosos de la historia, que por momentos abraza un inquietante oscurantismo con imágenes que se adentran sin titubeos en el terror adulto (cf. la bruja encarnada en un cielo infernal o la iluminación nocturna de las calles del pueblo). Todo pasado por el filtro de una creatividad desbordante que (again) habría firmado gozoso el Tim Burton de Bitelchús (Beetle Juice, 1988) o Eduardo Manostijeras (Edward Scissorhands, 1990) y que convierte El alucinante mundo de Norman en una fuente inagotable de imaginación.

Notas:

  1. La lista de películas referenciadas es rutilante, y va desde la obvia iconografía de las películas de muertos vivientes de George A. Romero hasta La noche de Halloween (Halloween, John Carpenter, 1978) pasando por Viernes, 13 (Friday, the 13th, Sean S. Cunningham, 1980), sin olvidar las descacharrantes parodias físicas de Tom Savini, reencarnado en el padre de Norman, y del Josh Brolin de Los Goonies (The Goonies, Richard Donner, 1985), que cobra vida gracias al cachas Mitch. 
  2. Aunque hubo tímidos intentos de presentar una película de larga duración exclusivamente a través del stop motion, e incluso aunque Wallace & Gromit aparecen con su primer corto en 1989, realmente podríamos datar el inicio de la popularidad de este formato en 1993 con la extraordinaria Pesadilla antes de Navidad (The Nightmare Before Christmas, Henry Selick). 
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‘The Master’ (Paul Thomas Anderson, 2012) / ‘La noche más oscura’ (‘Zero Dark Thirty’, Kathryn Bigelow, 2012)

Nunca volveremos a casa

Existen dos referencias audiovisuales veladas en las imágenes de The Master: una fotográfica, la otra cinematográfica. En una de las still productions elegidas para promocionar, precisamente, el filme se muestra a Joaquin Phoenix manejando una pesada maquinaria. La referencia oculta es el célebre hombre-máquina de Lewis Hine correspondiente a su retrato generacional del soldado vuelto al trabajo tras la Primera Guerra Mundial. Casi como una corroboración de la cita, una de las profesiones de Freddie Quell (Joaquin Phoenix), nada más incorporarse al mundo civil, es la de fotógrafo. Sin embargo, de la máquina mencionada al principio del texto lo que sale ahora es un néctar bebible que mana del interior al modo de un líquido de combustible que alimentara el maltrecho cuerpo del protagonista. Se ha producido una figura retórica, la metonimia pero no la relativa a la parte por el todo sino la que asocia dos elementos por una relación de contigüidad. La única habilidad de Quell consiste en la preparación de potentes cócteles de alcohol mezclando peligrosos ingredientes como si de un alquimista se tratara. Realmente podría hablarse de una lectura distorsionada por parte de Anderson de ese nuevo hombre retratado por Hine, visto con una lente deformada: del hombre-máquina hemos pasado al antihombre u hombre despojo especialista en el fomento de su propia decadencia, mientras que el referente a partir del que se realiza la asociación es el mismo, la máquina madre a la cual no se une el obrero sino de la que directamente se nutre. La otra alusión velada se halla en la panorámica contextual que presenta el lugar del segundo trabajo del protagonista, unos campos de cultivo. Estos planos remiten visualmente a otra película emblema de una época donde la masculinidad entró en crisis, al Fat City (1972) de los setenta de John Huston. Sin profesión fija, el boxeador intermitente interpretado por Stacy Keach coincide con el hombre a la deriva de Quell en huida permanente.

La masculinidad debe reinventarse tras las guerras y en época de crisis:
Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial y década de los setenta.

* * *

En cambio, en el caso de La noche más oscura, siguiendo el juego de las referencias, nos remontaríamos más atrás, al final de Centauros del desierto (The Searchers, John Ford, 1956). En el famoso plano a contraluz último, existía una oposición entre el dentro, correspondiente al color negro, y el afuera, la luz de la que proviene el jinete solitario. Si volvemos a aplicar el tropo de la metonimia por la relación de contigüidad, esta vez obtenemos un ligero volteo del original: Maya proviene de la luz y se adentra en una oscuridad infinita de la cual no es capaz de salir. El interior ya no se corresponde con el anhelado hogar, sino con un mundo cruel donde la masculinidad en su vertiente de extrema violencia impera. Este hogar deformado da pronto cobijo a Maya, quien se habitúa a comportarse como un “hombre” o un “animal”, como llega a decirse en el filme. De este modo sus relaciones con las otras mujeres de la trama primero empiezan en condición de rivalidad, pasan por la comprensión y la empatía y terminan, por último, en el hermanamiento y en emblema femenino: tras la muerte de su compañera Jessica, tan solo basta un plano rápido en el que un salvapantallas de ordenador muestra a las dos juntas para saber del sincretismo entre ambas. Se podría decir que Bigelow hace evolucionar psicológicamente a sus personajes por medio de planos-chispazo. Esta separación provoca que Maya se vuelque por completo ella sola en su caza particular de la ballena blanca y que se vea envuelta por las sombras de su obsesión. Sin embargo, sale de cuadro en el momento estrella. La caza de Bin Laden se expone como un mal sueño, una pesadilla alucinada irreal iluminada fantasmagóricamente a la luz de los rayos infrarrojos. Desplazada de su propia función, la cámara vuelve a posarse en Maya enfrentada al contraplano imposible; unas barbas y una nariz morena mal casan con ese vacío nunca mostrado.

Ethan no puede traspasar el umbral del hogar; Maya sale transfigurada de un hogar deformado, poblado por las sombras.

* * *

The Master y La noche más oscura comparten un primer plano final: por el rostro de ambos protagonistas corren sendas lágrimas. Los dos han sido expulsados del Paraíso. Sin verdadero hogar conocido, con un padre borracho, una madre loca y una novia imposible él y arrancada directamente del instituto ella, una vez terminada su misión, se los deja solos consigo mismos y no tienen lugar al cual regresar. Freddie se ha quedado huérfano de padre, pues finalmente es así como actúa la figura del Maestro interpretada por Philip Seymour Hoffman. Él lo ha creado, lo ha dado a luz y lo ha vuelto a la vida, a través de la fe de la cienciología en la que prima la individualidad, el poder especial de un solo ser único a través del tiempo. Siguiendo la parábola del hijo pródigo, el Maestro se ha decantado por el vástago descarriado en el cual se complementa. Habiéndose alimentado de él, le manda alejarse de su lado con todo el dolor del mundo. Esta América que representa el personaje de Hoffman, pues el Maestro no deja de ser un businessman construido a sí mismo, es también la que devuelve a casa a la soldado Maya tras la guerra, después de haberla formado en sus viles artes. En su nombre, se han cometido atrocidades como bien se muestra en el filme. Despojada de sentimientos de mujer, encerrada en sus pensamientos, la conmina a partir sin haberle creado un soporte previo. Sola, vacía de contenido como personaje, en la noche más oscura, Maya llora. Nunca volveremos a casa.

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‘Mapa’ (León Siminiani, 2012)

Quitar la lluvia, poner al mono, meter el tema de Queen, dirigir una película, cambiar el rumbo de tu vida.

La primera película del realizador cántabro León Siminiani empieza con imágenes de uno de sus anteriores cortometrajes, Límites, 1ª persona. Mediante ellas, Siminiani nos muestra sin pudor esa autorreferencialidad que durante el resto de la película se convertirá en una de sus aliadas. A la hora de ir a ver una película como Mapa es muy importante la concienciación previa, saber que uno no se va a encontrar con un documental “al uso”. Ni siquiera con un “documental experimental al uso” (con todas las contradicciones que esta expresión pueda conllevar). Es importante, aunque pueda sonar a cliché, intentar abrir la mente, ser receptivo, alejar de nuestro pensamiento todas aquellas ideas preconcebidas de lo que hasta ahora nos habían dicho que era EL CINE (así, escrito con mayúsculas) y estar dispuestos, pase lo que pase, a que nos redefinan dicha palabra. Al menos, durante los 85 minutos que dura Mapa. En esta escueta aproximación a la película voy a intentar reflexionar –respetando el tan temido límite de los 4.000 cc– sobre todo aquello que es (o podría ser) Mapa.

Mapa es un viaje: no tan sólo el que realiza su director a la India, sino también un viaje interior, introspectivo, un viaje en busca de esas respuestas que no siempre se consiguen con un simple desplazamiento geográfico.

Mapa es un diario: igual de directo y sincero que los de Alain Cavalier, Jonathan Caouette o Jonas Mekas. Igual pero diferente. Salvando las distancias temporales y geográficas, teniendo todos ellos en común algo tan poco habitual como es el presentar –que no representar– un pedazo de vida cualquiera. Eso sí, de un modo muy especial.

Mapa es un diálogo: una conversación constante entre el propio Siminiani y el Otro, ese Otro que en el fondo también es él mismo. Una discusión plagada de desavenencias y desacuerdos pero también de momentos de ajuste, de simbiosis, de unión y complicidad.

Mapa es una batalla: desigual, quijotesca y perdida de antemano. Durante su viaje a la India el director trata de encontrar un posicionamiento ético y moral (si es que dichas palabras tienen cabida en situaciones como esta) tras la cámara y, como suele suceder con las empresas imposibles, no lo consigue. Durante el proceso graba edificios neoclásicos, pero el Otro le acusa de imperialista, graba la miseria de la India, pero el Otro le llama indigno y manipulador. Todo ello, toda esta lucha, este cuestionamiento, este continuo dudar, ceder, retroceder, avanzar, volver a empezar… no es en el fondo más que un intento desesperado y tremendamente sincero de conseguir una puesta en común con ese Otro con el que disiente constantemente. Con ese Otro que, al fin y al cabo, no es ni más ni menos que él mismo.

Mapa es una búsqueda: aunque no sepamos exactamente de qué. Y tal vez este no saber es lo que convierte algunas búsquedas en apasionantes. La búsqueda quizás de un camino, de una revelación, de una respuesta a una pregunta que está todavía por definir, de…

Mapa es una ruptura: un punto y aparte, un ajuste de cuentas con el pasado. Pero no una ruptura arrebatada, abrupta y dolorosa; sino pausada y reflexiva, plenamente consciente, realizada con el ánimo de construir a posteriori algo mucho más…

Mapa es una reflexión: sobre los límites del cine y sobre los límites de la vida. Esos límites que algunas veces son difusos y otras, ni siquiera son. Una reflexión sobre el poder de la mirada (tanto delante de la cámara como detrás de ella), sobre los mecanismos de narración que el cine ha asumido como propios pero que a veces obvia o incluso olvida, sobre todo aquello que podría ser la esencia del cine pero que a veces, en medio de tanta industria, se nos pierde por el camino.

Pero eso sí: ante todo y sobre todo, Mapa es una historia de amor.

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30th Torino Film Festival 2

A Liar's Autobiography – The Untrue Story of Monty Python's Graham Chapman 3D (Bill Jones, Jeff Simpson, Ben Timlett)

En 1980 Graham Chapman publicó una autobiografía ficcional que relataba su vida y milagros, tanto en su vertiente profesional como integrante de los Monty Python, como en lo personal, con el descubrimiento de su homosexualidad como elemento clave. Chapman falleció de cáncer en 1989, pero su libro ha conocido diversas reediciones y, ahora, una adaptación cinematográfica. Bill Jones, Jeff Simpson y Ben Timlett aplican nuevas capas al juego de verdades y mentiras planteado por el autor, y convierten la historia en una colección de segmentos animados, cada uno con una estética fuertemente diferenciada. Además, tienen la audacia de “resucitar” al protagonista, empleando la grabación de una lectura de la novela que este realizó poco antes de morir, y convocan a sus compañeros en los Python (solo falta Eric Idle) para que pongan voz a los demás personajes. La idea promete, sí, pero es un arma de doble filo que acompleja el resultado final: el filme parece conformarse con ser un sucedáneo, un souvenir que dispare la morriña de los fans del conjunto británico. Por otro lado, es también un desequilibrado y desarmante labour of love, un proyecto entrañable al que cuesta mirar con malos ojos. Aunque el único instante de genio verdadero que contiene venga dado por la recuperación del monólogo que John Cleese pronunció en el funeral de su amigo, una de las cumbres más emocionantes del humor moderno.

Age Is... (Stephen Dwoskin)

Stephen Dwoskin, enfermo y viejo, se filma a sí mismo y a otras personas, también viejas. El director fallece el 28 de junio de 2012, y Age Is... se convierte de inmediato en una obra imposible de discutir. Hacerlo sería como alzar la voz en un velatorio, con el cadáver ahí, justo a nuestro lado. Feo, de mal gusto. Y es una verdadera lástima, porque si hay algo que no necesita el cine de Dwoskin es el elogio automático y el superlativo de lagrimilla.

Pasan los días y todavía no sé qué pensar de la película. No logro encontrar la fuerza expresiva y plástica que, siempre según el florido lenguaje de las hojas promocionales, se desprende de esta cartografía de arrugas y gestos temblorosos. En ocasiones me desconcierta la irrupción de la música o la del silencio, y a lo largo del metraje aprecio más reiteraciones que metamorfosis en su discurso.

En cambio, sí me conmueve el hecho de que el cineasta abandonase este mundo filmando a sus personas más cercanas (todos los rostros que aparecen en pantalla pertenecen a sus amistades). Pero, sobre todo, me gusta que, acostumbrado a hablar en plata cuando toca acercarse a lo incómodo –el título cita explícitamente su anterior Pain Is... (1997)–, Dwoskin se negase a convertir la película en una experiencia traumática y miserable. Este es un filme sobre viejos, simple y llanamente, no sobre abuelitos ni, tampoco, sobre monstruos. Y en ese sentido, resulta más interesante y calibrado (o, mejor dicho, menos calculado) que el Amor (Amour) de Michael Haneke, a la vez tan similar y tan distinto.

Land of Hope (Kibô no kuni, Sion Sono)

Objeto de una completa retrospectiva en la edición de 2011, Sion Sono regresó a Turín todavía en estado de shock por la catástrofe de Fukushima. Al igual que en Himizu (2011), el cineasta retrata la devastación desde el punto de vista del individuo: si allí era un adolescente, en Land of Hope el drama se torna coral al ramificarse en los distintos miembros de una familia.

Ambos filmes pueden verse como un díptico, pero si sus similitudes son evidentes, resulta aún más significativo fijarse en aquello que los separa. A Himizu la tragedia lo alcanzó en pleno proceso de producción, alterando por completo la identidad de un proyecto que, en un primer momento, debía ser “simplemente” la adaptación del manga de Minoru Furuya. Land of Hope resulta, por comparación, más meditada: su motivo argumental no es Fukushima, sino un acontecimiento gemelo situado en un futuro inmediato. De esta forma, el filme adquiere una nada casual pátina de ciencia ficción, que entabla un pulso con la vertiente casi neorrealista de sus escenarios devastados, y que se traslada a algunas de las historias imaginadas por Sion Sono: una mujer embarazada que, aterrorizada por la radiación, convierte su día a día en una burbuja de aislación; una pareja de jóvenes que camina entre las ruinas buscando a la familia de ella, encontrándose con unos niños que podrían ser, o no, fantasmas... Lo cotidiano en Japón, parece querer decirnos el director, se ha distorsionado hasta el límite de lo fantástico. Y, como proclama indignado uno de los personajes, lo más aterrador es que nadie allí reacciona en consecuencia.

Parallax Sounds (Augusto Contento)

La ausencia de grandes nombres que, salvo contadas excepciones, rige la filosofía del Torino Film Festival, lleva al espectador huérfano de referentes a estudiar con especial esmero el programa y el catálogo del festival, esperando encontrar una sinopsis, un dato o incluso una palabra que capten su atención. Fue así como llegué a Parallax Sounds, escondido entre la marea de obras que participaban en “TFFDoc”. Augusto Contento, italiano afincado en París, propone una bienvenida alternativa a las rutinas que lastran tantos y tantos documentales musicales, recordando la escena post-rock surgida en Chicago en los años noventa sin recurrir (casi) al material de archivo, sino mediante a imágenes de la ciudad con el aspecto que presenta a día de hoy. Junto al tejido urbano, entrevistas con músicos: Steve Albini, David Grubbs, Damon Locks, Ken Vandermark e Ian Williams. El hecho de que sean solo cinco protagonistas permite que estos se explayen en sus reflexiones, que veamos a personas conversando y no a meros bustos parlantes. Casi todas las conversaciones se registran en el transporte público o con el entrevistado dirigiéndose hacia algún lugar, quizás en un intento de reflejar la oposición al estatismo rockista que definió los principios del post-rock. Por último, Contento invita a los músicos a grabar la banda sonora del filme (compuesta por Vandermark), un bello gesto contra la nostalgia: la película no sirve para recordar pretéritos momentos de gloria, sino para crear algo nuevo y fuerte.

Extracto presentado para la financiación del filme en Kickstarter.

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30th Torino Film Festival 1

Juventud en marcha

Las solemnes avenidas de Turín albergan muchas historias. En ellas Nietzsche perdió la cabeza y Pavese dio su último paseo antes de quitarse la vida en una habitación de hotel. Cada esquina parece esconder un misterio, y quizás por ello la ciudad ha sido escenario de muchos filmes italianos de temática afín. Conozco pocos lugares que inviten tanto a andar sin rumbo fijo, especialmente por la noche; sin embargo, a finales de noviembre se impone romper parcialmente esta costumbre y refugiarse del frío en las salas de cine que acogen su festival de cine.

De carácter más discreto que los de Venecia y Roma, y sin la pátina arthouse de Locarno, el Torino Film Festival llegó en 2012 a su trigésima edición, la última bajo el mandato de Gianni Amelio, plenamente consolidado en su apuesta por los autores emergentes (recordemos que, en sus orígenes, el nombre del certamen era Festival Internazionale Cinema Giovani). Su sección competitiva se nutre casi exclusivamente de óperas primas, una opción que seguramente lo priva de brillo (y, para qué negarlo, de propuestas enteramente redondas), pero que también define su identidad.

Como es bien sabido, la curiosidad no es muy amiga del eco mediático, por lo que el festival complementa su sección oficial con programas y actos paralelos. Entre estos últimos se incluye la entrega de un premio honorífico a una figura destacada, que este año debía recaer en Ken Loach, quien rechazó el premio en solidaridad con los trabajadores que fueron despedidos del célebre Museo del Cine de la ciudad. Una polémica que, por lo que pude escuchar, estuvo latente durante todo el festival. Esto no deslució la programación, cuya heterodoxia quedaba ejemplificada en las retrospectivas dedicadas a Joseph Losey y Miguel Gomes. Junto a ellas, una serie de secciones de personalidad muy diferenciada, casi micro-festivales englobados bajo el paraguas del Torino Film Festival. Desde la colección de nombres más o menos consagrados y de crowdpleasers presentes en “Festa Mobile” hasta el gusto por la libertad formal (y de formato) que impulsan “TFFDoc” y “Onde”; sin olvidar la afinidad por el cine de género en “Rapporto Confidenziale”.

El eclecticismo siempre conlleva ciertos problemas –empezando por la irregularidad–, pero no hay duda de que es buena manera de optimizar su tardía ubicación en el calendario festivalero, que si bien le impide contar con primicias internacionales (que se reservan para Sundance, Rotterdam o Berlín), también posibilita que recalen en Turín algunas de las obras que más han dado que hablar a lo largo de los últimos meses del año.

Mi paso por el festival de este año fue particularmente fugaz, lo que me impidió ver muchos filmes de interés -entre ellos Shell, de Scott Graham, que ganó el premio a la mejor película-. Por ello, pretender tomar el pulso de lo que sucedió en Turín entre el 23 de noviembre y el 1 de diciembre sería absurdo. Ante la perspectiva de una panorámica general en exceso sesgada, he preferido concentrarme solamente en cuatro piezas que sí conseguí atrapar, y que creo suficientemente representativas de los distintos frentes estilísticos abiertos por la organización.

Nota: por motivos de edición, las cuatro críticas se presentarán en el próximo post.

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Listas 2012: Revisión del año

Finalizado el 2012 no hemos querido dejar de hacer un recuento de los films que pudimos ver durante el año. Esta vez, junto al Top con las diez películas que más nos han llamado la atención también nos hemos atrevido a hacer un listado con aquellos films que a cada participante le han parecido "sobrevalorados". Las comillas son enormes, hay que admitirlo y dejarlo claro. ¿"Sobrevalorado" por quién?, ¿bajo qué criterios?, ¿no estamos confundiendo sobrevaloración con decepción personal? El término es tremendamente ambiguo así que hemos dejado a cuenta y riesgo de cada miembro de la redacción el participar o no. Juzgad vosotros mismos este juego subjetivo de valoración, vuestros comentarios (y, por supuesto, vuestros Top) serán más que bien recibidos.

Cómputo global

El Top lo encabeza el regreso de Leos Carax con 8 menciones, Holy Motors (2012), seguido de Moonrise Kingdom (2012) de Wes Anderson que cuenta con 7. En tercer lugar tenemos dos films con 6 menciones cada uno, Take Shelter (2011) de Jeff Nichols y L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (2011) de Bertrand Bonello; seguidos de dos películas que sumaron 4 votos cada una, Un amour de jeunesse (2011) de Mia Hansen-Løve y The Turin Horse (2011) de Béla Tarr & Ágnes Hranitzky. El Top de las diez películas más citadas lo cierran cuatro films con 3 menciones cada uno, Cosmopolis (2012) de David Cronenberg, The Deep Blue Sea (2011) de Terence Davies, Looper (2012) de Rian Johnson y El caballero oscuro: La leyenda renace (2012) de Christopher Nolan.

1. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
 
2. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
 
3. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
4. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
 
5. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
6. The Turin Horse (Béla Tarr & Ágnes Hranitzky, 2011)
 
7. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
8. The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011)
9. Looper (Rian Johnson, 2012)
10. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
 

En cuanto al discutido Top de las películas "sobrevaloradas", el resultado es menos consensuado. Nuevamente a la cabeza, con 3 menciones cada una, encontramos a Holy Motors (2012) de Leos Carax, que comparte podio con Un amour de jeunesse (2011) de Mia Hansen-Løve y Prometheus (2012) de Ridley Scott. A continuación tenemos un reparto de votos que agrupa once películas con 2 menciones cada una, El caballero oscuro: La leyenda renace (2012) de Christopher Nolan, Shame (2012) de Steve McQueen, Cosmopolis (2012) de David Cronenberg, Lo imposible (2012) de Juan Antonio Bayona, Beasts of the Southern Wild (2012) de Benh Zeitlin, Take Shelter  (2011) de Jeff Nichols, J. Edgar (2011) de Clint Eastwood, A Roma con amor (2012) de Woody Allen, Declaración de guerra (2011) de Valérie Donzelli, Intocable (2011) de Olivier Nakache & Eric Toledano y En tierra de sangre y miel (2011) de Angelina Jolie.

1. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
2. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
3. Prometheus (Ridley Scott, 2012)
 
4. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
5. Shame (Steve McQueen, 2012)
6. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
7. Lo imposible (Juan Antonio Bayona, 2012)
8. Beasts of the Southern Wild (Benh Zeitlin, 2012)
9. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
10. J. Edgar (Clint Eastwood, 2011)
11. A Roma con amor (Woody Allen, 2012)
12. Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011)
13. Intocable (Olivier Nakache & Eric Toledano, 2011)
14. En tierra de sangre y miel (Angelina Jolie, 2011)
 

Listas individuales

Ricardo Adalia Martín

Top

1. In Another Country (Hong Sang-Soo, 2012)
2. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
3. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
4. 4:44 Last Day on Earth (Abel Ferrara, 2011)
5. Damsels in Distress (Whit Stillman, 2011)
6. Tabu (Miguel Gomes, 2012)
7. A Espada e a Rosa (João Nicolau, 2010)
8. Ensayo final para utopía (Andrés Duque, 2012)
9. L´âge atomique (Helena Klotz, 2012)
10. Barbara (Christian Petzold, 2012)
 

"Sobrevaloradas"

1. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
2. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
3. Shame (Steve McQueen, 2012)
4. Fausto (Alexandr Sokurov, 2011)
5. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011) (Revisionado)
6. Sueño y silencio (Jaime Rosales, 2012)
7. The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011)
8. César debe morir (Hermanos Taviani, 2012)
9. El capital (Costa-Gavras, 2012)
10. Libre te quiero (Basilio Martín Patino, 2012)
 

María Adell

Top

1. The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011)
2. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
3. No (Pablo Larraín, 2012)
4. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
5. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
6. Los descendientes (Alexander Payne, 2011)
7. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
8. Ensayo final para utopía (Andrés Duque, 2012)
9. Looper (Rian Johnson, 2012)
10. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
 

Enrique Aguilar

Top

1. Shame (Steve McQueen, 2012)
2. Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011)
3. Fausto (Alexandr Sokurov, 2011)
4. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
5. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
6. Skyfall (Sam Mendes, 2012)
7. Tropicália (Marcelo Machado, 2012)
8. Sibila (Teresa Arredondo, 2012)
9. Dexter S07E08 (“Argentina”)
10. The Walking Dead S03E01-E08
 

"Sobrevaloradas"

1. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
2. The Turin Horse ( Béla Tarr & Ágnes Hranitzky, 2011)
3. Outrage (Takeshi Kitano, 2010)
4. Los Vengadores (Joss Whedon, 2012)
5. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
6. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
7. Prometheus (Ridley Scott, 2012)
8. Aurora (Cristi Puiu, 2010)
9. Marley (Kevin Macdonald, 2012)
10. Nana (Valérie Massadian, 2011)
 

Paula Arantzazu Ruiz

Top

1. We Can’t Go Home Again (Nicolas Ray, 2011) (Versión restaurada por la por la Nicholas Ray Foundation)
2. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
3. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
4. Leviathan (Lucien Castaing-Taylor & Verena Paravel, 2012)
5. A última vez que vi Macau (João Pedro Rodrigues & João Rui Guerra da Mata, 2012)
6. No (Pablo Larraín, 2012)
7. A Story for the Modlins (Sergio Oksman, 2012)
8. L’âge atomique (Héléna Klotz, 2012)
9. Margaret (Kenneth Lonergan, 2005-2011)
10. Berberian Sound Studio (Peter Strickland, 2012)
 

"Sobrevaloradas"

1. Lo imposible (Juan Antonio Bayona, 2012)
2. El Hobbit: Un viaje inesperado (Peter Jackson, 2012)
3. Rhino Season (Bahman Ghobadi, 2012)
4. Beasts of the Southern Wild (Benh Zeitlin, 2012)
5. La parte de los ángeles (Ken Loach, 2012)
6. Argo (Ben Affleck, 2012)
7. Wrong (Quentin Dupieux, 2012)
8. The Yellow Sea (Na Hong-jin, 2010)
9. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
10. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
 

Aaron Cabañas Ruperez

Top

1. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
2. Once Upon a Time in Anatolia (Nuri Bilge Ceylan, 2011)
3. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
4. Killing Them Softly (Andrew Dominik, 2012)
5. Looper (Rian Johnson, 2012)
6. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
7. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
8. The Turin Horse (Béla Tarr & Ágnes Hranitzky, 2011)
9. ¡Vivan las Antípodas! (Victor Kossakovsky, 2011)
10. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
 

Gerard Casau

Top

1. Vous n'avez encore rien vu (Alain Resnais, 2012)
2. Looper (Rian Johnson, 2012)
3. The Master (Paul Thomas Anderson, 2012)
4. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
5. Museum Hours (Jem Cohen, 2012)
6. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
7. Sightseers (Ben Wheatley, 2012)
8. À perdre la raison (Joachim Lafosse, 2012)
9. Shut Up and Play the Hits (Will Lovelace & Dylan Southern, 2012)
10. El alucinante mundo de Norman (Chris Butler & Sam Fell, 2012)
 

Javi Cózar Castillo

Top

1. The Raid: Redemption (Gareth Evans, 2011)
2. Warrior (Gavin O’Connor, 2011)
3. Argo (Ben Affleck, 2012)
4. Chronicle (Josh Trank, 2012)
5. Safe (Boaz Yakin, 2012)
6. The Collector (Marcus Dunstan, 2009)
7. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
8. Red State (Kevin Smith, 2011)
9. Infierno blanco (Joe Carnahan, 2011)
10. Café de Flore (Jean-Marc Vallée, 2011)
 

"Sobrevaloradas"

1. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
2. The Artist (Michel Hazanavicius, 2011)
3. Animals (Marçal Forés, 2012)
4. La pesca de salmón en Yemen (Lasse Hallström, 2011)
5. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
6. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
7. J. Edgar (Clint Eastwood, 2011)
8. La vida de Pi (Ang Lee, 2012)
9. A Roma con amor (Woody Allen, 2012)
10. Sombras tenebrosas (Tim Burton, 2012)
 

Marla Jacarilla

Top

1. The Turin Horse (Béla Tarr & Ágnes Hranitzky, 2011)
2. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
3. Hors Satan (Bruno Dumont, 2011)
4. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
5. Pieta (Kim Ki-Duk, 2012)
6. Diamond Flash (Carlos Vermut, 2011)
7. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
8. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
9. Submarine (Richard Ayoade, 2010)
10. The Yellow Sea (Na Hong-jin, 2010)
 

"Sobrevaloradas"

1. Amour (Michael Haneke, 2012)
2. Drive (Nicolas Winding Refn, 2011)
3. Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011)
4. El estudiante (Santiago Mitre, 2011)
5. Profesor Lazhar (Philippe Falardeau, 2011)
6. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
7. Attack the Block (Joe Cornish, 2011)
8. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
9. Intocable (Olivier Nakache & Eric Toledano, 2011)
10. Stopped on Track (Andreas Dresen, 2011)
 

Alberto Martín Acedo

Top

1. Shame (Steve McQueen, 2012)
2. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
3. Hatfields & McCoys (Kevin Reynolds, 2012)
4. Mad Men S05E06 (“Far Away Places”)
5. The Pirates! Band of Misfits (Peter Lord & Jeff Newitt, 2012)
6. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
7. Homeland S02E05 (“Q&A”)
8. Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011)
9. En la casa (François Ozon, 2012)
10. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
 

José Montaño

Top

1. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
2. Henge (Ohata Hajime, 2011)
3. [REC]³ Génesis (Paco Plaza, 2012)
4. Cut (Amir Naderi, 2011)
5. For Love's Sake (Takashi Miike, 2012)
6. Chronicle (Josh Trank, 2012)
 

Mónica M. Marinero

Top

1. The Turin Horse (Béla Tarr & Ágnes Hranitzky, 2011)
2. 4:44 Last Day on Earth (Abel Ferrara, 2011)
3. J. Edgar (Clint Eastwood, 2011)
4. The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011)
5. Killing Them Softly (Andrew Dominik, 2012)
6. Day Is Done (Thomas Imbach, 2011)
7. Moonrise Kingdom (Wes Anderson, 2012)
8. Margaret (Kenneth Lonnergan, 2011)
9. Damsels in Distress (Whit Stillman, 2011)
10. Aurora (Cristi Puiu, 2010)
 

Àlex P. Lascort

Top

1. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
2. Amour (Michael Haneke, 2012)
3. Take Shelter (Jeff Nichols, 2011)
4. The Raid: Redemption (Gareth Evans, 2011)
5. El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012)
6. Los Vengadores (Joss Whedon, 2012)
7. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
8. Safety Not Guaranteed (Colin Trevorrow, 2012)
9. Un amour de jeunesse (Mia Hansen-Løve, 2011)
10. The Cabin in the Woods (Drew Goddard, 2011)
 

"Sobrevaloradas"

1. Beasts of the Southern Wild (Benh Zeitlin, 2012)
2. Lo imposible (Juan Antonio Bayona, 2012)
3. The Iron Lady (Phyllida Lloyd, 2011)
4. Café de Flore (Jean-Marc Vallée, 2011)
5. Prometheus (Ridley Scott, 2012)
6. The Tall Man (Pascal Laugier, 2012)
7. En tierra de sangre y miel (Angelina Jolie, 2011)
8. The Lords of Salem (Rob Zombie, 2012)
9. Tan fuerte, tan cerca (Stephen Daldry, 2011)
10. J. Edgar (Clint Eastwood, 2011)
 

Endika Rey

Top

1. The Turin Horse ( Béla Tarr & Ágnes Hranitzky, 2011)
2. The Deep Blue Sea (Terence Davies, 2011)
3. L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Bertrand Bonello, 2011)
4. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
5. The Cabin in the Woods (Drew Goddard, 2011)
6. Elena (Andrey Zvyagintsev, 2011)
7. Diamond Flash (Carlos Vermut, 2011)
8. Bullhead (Michael R. Roskam, 2011)
9. Cosmopolis (David Cronenberg, 2012)
10. Alps (Giorgos Lanthimos, 2011)
 

Daniel Seguer

Top

1. Sólo es el principio (Pierre Barougier & Jean-Pierre Pozzi, 2010)
2. Holy Motors (Leos Carax, 2012)
3. ¡Vivan las Antípodas! (Victor Kossakovsky, 2011)
4. Drive (Nicolas Winding Refn, 2011)
5. Profesor Lazhar (Philippe Falardeau, 2011)
 

"Sobrevaloradas"

1. Shame (Steve McQueen, 2012)
2. En tierra de sangre y miel (Angelina Jolie, 2011)
3. Prometheus (Ridley Scott, 2012) (Mención especial)
4. A Roma con amor (Woody Allen, 2012)
5. Declaración de guerra (Valérie Donzelli, 2011)
6. Intocable (Olivier Nakache & Eric Toledano, 2011)
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