‘El nuevo cine coreano’ en Casa Asia: ‘My Mother, The Mermaid’ (‘Ineo gongju’, Park Heung-sik, 2004)

La otra Corea cinematográfica

My Mother, The Mermaid, siguiente película proyectada en el festival “El nuevo cine coreano” de Barcelona, fue un caso de producción ajena a lo que ya en ese momento se conocía como Ola Coreana, o dicho de otro modo, no compartía (ni tenía por qué hacerlo) el sentido de autor con el que se identificaba dicha ola. Por tanto estamos ante una película cuyo éxito, aunque grande, fue de carácter estrictamente local, mientras que, a nivel internacional, quedaba como una pieza absolutamente desconocida, al no haber suscitado interés alguno en los circuitos de festivales internacionales.

De hecho, no se trata tanto de obviar la buscada fórmula del cine de autor como de explotar en formato cinematográfico el género triunfador en la televisión coreana del momento: los doramas o hangul, algo así como un equivalente a las telenovelas con temáticas centradas en relaciones conflictivas entre familiares y/o historias de amor imposibles. My Mother, The Mermaid no deja de ser el reflejo en pantalla grande de este fenómeno. Grandes dramas, localismos de fácil identificación para el espectador coreano e interpretaciones bordeando el histrionismo más exagerado. Todo ello, mezclado y pasado por el turmix de una filmación anodinamente televisiva, conforma un producto de difícil digestión, especialmente si no se está familiarizado con sus modos y temáticas.

No obstante, esta historia de conflictos familiares entre una hija y sus padres, a quienes odia por sus peleas constantes y su condición de lo que podríamos llamar descastados sociales, busca una vertiente que por momentos promete insuflar algo de aire fresco al argumento. Mediante la incursión en el subgénero de los viajes en el tiempo se pretende no solo aportar originalidad sino una nueva forma, exógena, de observar a los personajes. Alejándonos del dibujo de brocha gruesa de sus personalidades y trasladándonos a su pasado se intenta aportar matiz, conocimiento y explicación a algunas de las motivaciones y comportamientos vistos anteriormente.

Este es un punto de inflexión que podría haber funcionado perfectamente si no fuera porque todo queda en una simple declaración de intenciones. Como si el director (Park Heung-sik) decidiera echarse atrás en sus intenciones y no quisiera “complicar” en exceso la película, se acaba decantando por explotar una vez más el sentimentalismo más cargante y azucarado, sin escatimar recursos como los colores pastel o las músicas subiendo de tono para remarcar los momentos álgidos de supuesta “emoción”.

El efecto, por supuesto, más allá de la sensibilidad de cada uno, es de película de manual, en el peor sentido del término posible. De tanto impostar emoción acaba por ser lo contrario de lo que pretende, un artefacto anodino y casi irritante que no tiene ni la virtud de la ironía ni la autoconsciencia que permitiría escapes humorísticos al espectador. Hay que reconocer eso sí que esta estrategia funcionó correctamente a la hora de llegar a su público objetivo. Curiosamente una audiencia que ha ido aumentando exponencialmente al hacerse los doramas populares más allá de las fronteras asiáticas y expandirse con fuerza, por ejemplo en Latinoamérica.

My Mother, The Mermaid no es desde luego un film históricamente reseñable por su calidad ni aportaciones cinematográficas, pero ciertamente constituye un documento valorable como análisis sociológico tanto de valores, usos y costumbres, como de gustos de una parte del público en Corea. Aunque sea un mal consuelo, My Mother, The Mermaid nos permite despertar del sueño de la Corea cinematográficamente perfecta y constatar que hubo sombras detrás de los premios y parabienes.

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